viernes, 12 de abril de 2013

De vacaciones y de docentes




De vacaciones, de docentes y de agravios diversos


Por  Jorge  Leonel Otero Chambean


En los últimos días han arreciado las críticas por las movilizaciones docentes. El viernes 22 de marzo del año en curso,  un grupo de maestros, bloquearon los dos sentidos de la Autopista del Sol. En Oaxaca se alistan a realizar acciones similares. Con estas protestas buscan oponerse, de manera general, a la reciente reforma del artículo 3° constitucional, además de exigir demandas locales, como regularización de plazas, rezago de vivienda, etc.

Al impedir el libre tránsito, al bloquear el acceso a edificios públicos o privados, se suscitan diversos agravios, que son documentados por distintos medios  y así ubicamos, por citar sólo un ejemplo, el del Diario Milenio, donde el día 25 de marzo del 2013, pudimos contar  los reportes, cuyos encabezados destacan el sentido de la nota periodística: “CETEG y gobierno firman acuerdo. Disidentes van a cobrar un mes de plantones”. (p. 4). (La CETEG es la Coordinadora  Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero). Y otro así: “Protesta contra la reforma educativa federal. Comienza la Sección 22 movilizaciones callejeras” (p.5). Sumen ese día, 3 artículos a cargo de Jairo Calixto Albarrán, Carlos Puig y Luís González de Alba, para contextualizar el descontento que generan los docentes alborotadores.

Para el primero, lo único que le faltó a los paseantes varados durante “10 horas” en la Autopista citada, es acaso el espectáculo de uniformar a cada uno de los protestones con la playera americanista, y que tuviera a la altura del pecho, ya sea bordado o estampado (según los recursos económicos) el eslogan publicitario “Ódiame más” para acabarse de ganar el aprecio del populacho. (p. 2).

Para Puig (p. 12) el sentido del conflicto impide cualquier intento de arreglo. Si se acaban las manifestaciones de protesta se acaba el movimiento. Por lo que al acuerdo es mantener el desacuerdo par que llegado el momento se establezca otra mesa de negociación donde las partes se comprometan a que los acuerdos que se acuerden sean de tal forma cuestionables e imposibles de cumplir, que hagan ineludible volver a acordar otros acuerdos, porque los acuerdos acordados pues simplemente, aunque se inspiren en la constitución, no se han podido concretar.

Luís González (p.15), rebaja la cifra de Jairo, y cronometra el bloqueo carretero en sólo “5 horas”, pero lo importante es su “Ya basta con Oaxaca y Guerrero” y su desglose de agraviados donde se ubica a los dueños de negocios que fueron afectados (o lo serán),  por los borlotes, a los meseros que se quedarán sin propinas, y a los que sufren los estragos por los hoteles vacíos, ninguno de los cuales tiene, nos dice “culpa de una reforma que el país entero ha aplaudido”.

Más allá de esta exageración “del país entero”, o de la crítica al “conflicto interminable” o de la ironía futbolera, los columnistas recuperan parte del sentir de la sociedad y magnifican el reclamo: ¡Paren a esos que nos molestan! ¡Paren esos agravios!

Por otro lado, las voces de esos “odiados maestros”, no siempre son escuchadas por las autoridades, ni amplificadas por los medios. Vivimos en una cultura donde las peticiones al gobierno difícilmente son atendidas si no son acompañadas de actos de fuerza. Nadie atiende los reclamos de agilizar la construcción de los baños para los alumnos, hasta que la comunidad se planta en la Avenida más transitada del Municipio a exigir esa obra. La Delegación X, ni se entera de los reclamos por más vigilancia en la Colonia, hasta que los vecinos bloquean el acceso a algún edificio.

En el caso de los docentes en cuestión, uno podría sugerir formas de protesta más creativas y más acordes a una convivencia armónica, pero uno intuye que repartir flores en sitios públicos en días inhábiles, o hacer mítines en el Ajusco, para disminuir las molestias, poco harán para situar sus demandas en la  agenda de las autoridades.

Y a todo eso, ¿cuáles son esas demandas? Reclamar heredar las plazas y otros privilegios similares, pueden ser criticables, pero la preocupación por perder su trabajo, o lo que se argumenta como amenazas a la educación pública, no pueden ser desestimadas sin más. Podemos verlas como legítimas, o no, pero ellos, los docentes, tienen su derecho de expresarlas y de manifestarse en contra de lo que perciben como afectaciones en la reforma educativa. En cuestiones de percepción vemos que unos la califican a la reforma como adecuada y digna de aplauso, mientras que otros quizá la asuman como un atentado a sus derechos laborales o profesionales. ¿Cuál enfoque es el que tiene la “razón”. No es tan simple dirimir y dar respuesta.

Igual duda me asalta en el caso delos derechos. El libre tránsito, la posibilidad de divertirme en las playas de Acapulco, se contraponen al derecho de los trabajadores de manifestar sus inconformidades. ¿Qué derecho prevalece?, ¿el de las mayorías?, ¿el de los trabajadores? Uno apelaría al respeto. A la intersección de ambos derechos. No por manifestarme arrasó con tus derechos. No por mi viaje, debes tú soslayar tus demandas. Es difícil la conciliación. Muchos desearían que el gobierno hubiese liberado la vía federal, usando a la policía, otros muchos, ven esta posibilidad como un peligro para escalar la violencia. Lo que es claro es que esta vertiente del conflicto con los maestros no se resolverá como dice Jairo, poniéndoles esa camiseta del América, bueno ni siquiera con la de las Chivas.

Ve en MILENIO (haz clic en el nombre del autor) los artículos citados de:







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