miércoles, 8 de mayo de 2013

Frente al tablero de ajedrez


Frente al tablero
Por Jorge Leonel Otero Chambean


En la Biblioteca de la Escuela Primaria “Benito Juárez” se escuchaba el bullicio de los jugadores y de los espectadores. Pero era uno muy especial, el que se produce en los Torneos de Ajedrez. Y es que en cada mesa los jugadores están concentrados en realizar sus jugadas, pero no están estáticos, se mueven en la silla, mueven las piezas en el tablero, ponen en marcha el reloj, y ni que decir de los espectadores, que ocasionalmente hacen un comentario, se mueven entre las mesas, en fin, ruidos propios de una competencia del juego ciencia.

En la mesa número dos, se escucha una vocecita dulce y cristalina, que le dice a su oponente:
-Jaque Mate.

Acto seguido, Mariana, le extiende la mano al jugador derrotado, cumpliendo una de las formalidades que hacen bello a este juego milenario.
Cuando en todas las mesas culminaron las partidas de esa que era la quinta ronda, se procedió al evento de premiación. El Profesor encargado de la organización, expresó de preámbulo un reconocimiento al esfuerzo de todos, luego de lo cual anunció:

-Tercer lugar, para la alumna del 2°B: Mariana Delgado Martínez




Al oír su nombre la niña se acercó al presídium, donde le pusieron al cuello ese pendón que en sus extremos llevaba la medalla ganada. De tono broncíneo, ese cuerpo redondo y brilloso, a ella le pareció por el peso y por el gusto de haberla ganado, como si fuera de oro puro. Ya casi ni puso atención al resto  de la premiación. El trayecto a su casa, lo hizo como si fuera volando transportada en una nube. Al llegar, a todo el que quería oír, exultante, les contaba de su triunfo. Un fulgor precioso salía de sus ojitos cada vez que contaba cómo había sido su paso en el Torneo.

Tres semanas atrás allá por el mes de enero, su maestra les había invitado a inscribirse. Preguntó a todos quién sabia jugar ajedrez y unas cuantas manos se levantaron en señal afirmativa. La mano finita y delgadita de Mariana se alzó con timidez, dudaba entre participar o no, porque al final de cuentas, nunca había jugado en un torneo formalmente. En su cara morenita se dibujaba cierta inquietud, por eso cuando la profesora se aproximó a su lugar para anotarla, ella se apresuró a bajar la mano. La maestra,  Intentó convencerla pero por esa actitud un tanto retraída y triste que mostraba últimamente, decidió no insistir mucho.

Mariana siempre había sido una niña muy vivaz, participativa, siempre dispuesta a ayudar al compañero y a emprender nuevos retos, pero el asunto de la Diabetes, le había complicado una tanto la existencia. Allá por agosto del año 2008,  a muy pocos días del inicio de un nuevo ciclo escolar, sufrió un desmayo. Una serie eventos se encadenaron  hasta el grado que terminó en el hospital. Durante varios días se le bombardeó con el asunto de la insulina, la dieta, los controles del azúcar y el tratamiento que tenía que seguir al pie de la letra. Ella, niña al fin, con sus siete años encima, le costaba trabajo asimilar tanta información. Por más que su Mami y los demás miembros de la familia apoyaban, ella veía esto como una gran calamidad, no asimilaba el hecho de estar enfermita y se enojaba pensando ¿por qué le ocurrían esas cosas? Por qué a ella.

De esos días fatales, creo que lo único bueno que recordaba, eran las partidas de ajedrez. Principalmente con Juanito el niño de la cama 23,  se entretenía ganándole, aún cuando él era dos años mayor; su rey terminaba inclinándose en el pequeño tablero. Tablero que durante esos aciagos días se convirtió en su gran aliado. Cuando a éste compañerito, le hacían curaciones en las zonas de la piel que se había quemado, producto de un accidente en la cocina de su casa, que fue lo que provocó la hospitalización, entonces eran Raúl o Daniel, quienes desde el piso superior bajaban a retar a Mariana. Afortunadamente nunca faltaron en el Hospital Infantil, niños con quién jugar.



Desde los cinco años Mariana había tenido su primer contacto con el ajedrez. Un día, después de mucho ver ese viejo arcón, con el que se había acostumbrado a encontrar en el pasillo que iba a su recamará, e incluso haberse tropezado ocasionalmente, le entró curiosidad sobre su contenido. No se animó a preguntarle a su Mamá, pero después de dar vueltas y vueltas, se atrevió a abrirlo. En esa vieja caja de madera descubrió un tesoro. Entre el polvo acumulado de años, encontró algunas cosas de su Abuelo. Por acá unos discos de música que por cierto eran tan grandes, de acetato negro, que pronto supo que ningún aparato de su hogar podía reproducir su música. Por allá un libro amarillento del Quijote de la Mancha. Pero lo que más le atrajo era una caja en la que en dos partes unidas por bisagras pequeñitas se dibujaban los escaques de dos colores alternados uno claro y uno oscuro inconfundibles para los que se aproximan en el aprendizaje del maravilloso juego del ajedrez.




Habiéndole dado los “primeros auxilios” al tablero y las piezas, encontró rápidamente en su hermano mayor a su primer maestro en el juego. Aprendió que los alfiles se mueven por las diagonales. Que las torres caminan por toda la columna o la línea, le explicaron que el movimiento de ésta se parece al signo de la suma +. Se interesó en el movimiento de la Dama que combinaba magistralmente los que ya había visto del Alfil y la Torre. Observó que el caballo es la única pieza que pude saltar sobre otras. De manera muy simpática asoció el movimiento de éste con el de un ritmo musical, y para acompañar la forma de la L que destaca  a esta singular pieza: repetía con gracia cuando su mano llevaba al caballo saltarín del lugar de origen al de destino. Uno, dos dibujaba la parte larga de la L imaginaria y al terminar la parte corta a la derecha o la izquierda cantaba cha, cha, chá. Un, dos, cha cha chá. 

Pero no quedó ahí nada más su creatividad.  Dibujaba en su cuaderno reyes, peones, caballos, con los colores más raros. Ideaba  también en sus juegos que hacía solita, partidas imaginarias donde las piezas se movían mágicamente. El ajedrez desde ese entonces se convirtió en una fuente inagotable de recreación y aunque muchas veces fue relegado en algunos periodos por los videojuegos, siempre ocupó el interés principal de Mariana.


Y ahí estaba ese día, ya se aproximaba la fecha del Torneo, y ella seguía debatiéndose entre inscribirse o no. Como que quería, como que no quería.  Llegó de la escuela, dejó su mochila y encontró una revista que su mamá había comprado y que muy sutilmente colocó en su buró para que ella la viera. Era una revista de ajedrez. En la portada se veía la foto de una mujer, que con negrillas se le destacaba, como la mejor jugadora de ajedrez de la historia, su nombre: Judith Polgar.

En interiores se narraban pasajes de su vida. Nacida en Hungría, aprendió a jugar ajedrez a los 4 años. Sus dos hermanas Zsuzsa y Sofía, se destacaron al nivel internacional en los Campeonatos de Ajedrez Femeninos. Pero Judith fue más allá, a los 15 años obtuvo el título de Gran Maestro, siendo en su época la persona más joven en obtenerlo. Su genio ha trascendido tanto que su rating (clasificación internacional) la sitúa entre los primeros 100 jugadores del mundo. 


Para Mariana leer esto significó un acicate. Entraría en el Torneo  y porque no, buscaría imitar el ejemplo de esa gran ajedrecista.

Al entrar a la Biblioteca, su estómago le daba señales del temor clásico del inicio de una competencia. De los 36 alumnos inscritos, sólo tres eran mujeres y ella era de las más chicas de edad. Había participantes de 2do a 6° grado. La diferencia en estatura con algunos era muy notable. Su maestra muy perceptiva, seguramente apreció la cara de angustia de su discípula, y le quiso infundir ánimo con una expresión más acorde quizá a la lucha libre que a un torneo de ajedrez: ¡No te preocupes, no los vas a cargar! Pero de todas formas el efecto fue positivo.

La organización, decidió que todos participarían en una sola categoría y que el torneo se llevaría a cabo en cinco rondas.  El juez, habiendo comentado las reglas básicas, como pieza tocada pieza jugada, e instándoles a las formulas de cortesía, les señaló que por ser un evento promocional, se les eximiría de anotar en la papeleta sus jugadas como es reglamentario, pero que en futuras competencias era importante que supieran hacerlo, pidiéndoles que al final de cada ronda dieran el resultado en las papeletas que se les repartían.  Igual situación con el reloj, les pedía que se familiarizaran con su uso, y que para ese efecto en este torneo en algunas mesas se pondría el reloj de control. 


En la primera partida le tocó un niño de 4°año. Pasado el sofocón de los nervios, el ritmo de la partida le fue dando la serenidad para tratar de elegir las mejores jugadas. Como le habían tocado las piezas negras con signos firmes anotó los datos y destacó con  números más grandes el resultado: 0 – 1, como les habían indicado.

La segunda y tercera ronda, transcurrieron en un tris, pues sus contrincantes, optaron por jugar a una velocidad tan imprudente, por lo que incurrieron en muchos errores, mismos que Mariana supo aprovechar. Sendas victorias frente a alumnos de 3° y 5° grado.





Para la cuarta ronda, inició con las blancas. Movió su peón a e4, desarrollo sus caballos, uno de sus alfiles, se enrocó de lado corto, y concentró sus afanes en capturar un peón en el centro que le permitiría abrir una columna para el dominio de su torre, pero una imprecisión dio al traste el plan. Con dos peones de menos, terminaría perdiendo la partida con ese gigante, o por lo menos así le pareció a ella por momentos, alumno de 6° grado, que a la postre ocuparía el primer lugar del torneo.

Los resultados y los efectos de la quinta ronda, ya fueron reseñados, baste por decir que esta competencia obró en Mariana de muchas maneras. La medalla ganada significó en cierto sentido un triunfo especial. En algunos momentos en que la tristeza se aparecía con frecuencia, el ajedrez le había permitido recuperar la confianza, la seguridad en sí misma. Su libro donde estudiaba, su tablero donde practicaba, empezaron a salir más frecuentemente de donde se guardaban, pues un nuevo aliciente iluminaba el futuro: La posibilidad de asistir a las competencias de la Zona Escolar XI, estaban vigentes pues podrían participar los tres primero lugares de cada escuela. 


Ganar otra medalla era suficiente motor de impulso, pero lo que más le llenaba era la satisfacción de estarse sobreponiendo, de remontar los momentos amargos recientes con la ilusión de jugar una partida.  Concentrada en ese mundo maravilloso que se despliega en el tablero, con cada jugada, con cada plan, se va uno adentrando a un lugar donde no hay ruidos, distractores, ni problemas. En esos minutos que dura la partida, nada parece ser importante, sino identificar el sentido de cada movimiento propio e identificar las respuestas del rival. Por eso a Mariana le gustaba el ajedrez, porque cuando jugaba se olvidaba de todo y simplemente se concentraba en ese espacio de las 64 casillas. Ella no sabe si podrá aproximarse a los triunfos de una Judith Polgar, pero de lo que sí está segura, es que quiere conservar al ajedrez como uno de sus mejores amigos.





martes, 7 de mayo de 2013



La Evaluación Auténtica

Por Jorge Leonel Otero Chambean

Llamar auténtico o auténtica, para el femenino, a la evaluación, debe ser siguiendo a los ínclitos personajes que forman la Real Academia de la Lengua, algo que tiene que  ver con los atributos del objeto, que es visto como cierto, como positivo, como honrado, fiel  a sus orígenes y  a sus convicciones. 

Bueno pues en este tenor, la evaluación debe ser auténtica – ya que es por extensión la verdadera evaluación. Y es que como señala la Dra. Frida Díaz Barriga, se “busca un cambio en la cultura de la evaluación imperante, centrada en instrumentos estáticos de lápiz y papel que exploran sólo la esfera del  conocimiento declarativo…” (Díaz Barriga F. (2006).  p.127). 

Casi desde nuestro ingreso a una escuela nos acompaña una entelequia: el examen. Evaluación y examen se imbricaron de tal forma, que es difícil  escindir hoy un concepto de otro. 

En Primaria y Secundaria, por hablar de los niveles cercanos, el examen se conforma cada bimestre como  la fuente de la evaluación de los aprendizajes de los alumnos. Y aquí cabe a la mejor otra aclaración y es que usé entelequia para denotar que esa cosa llamada examen ya no se constituye como un medio para alcanzar un fin, sino que se ha configurado como un fin en sí mismo. 

Me sacó un 8 el maestro, representa para todos la vinculación que tiene que ver su calificación con los resultados obtenidos en la aplicación de ese instrumento más o menos sofisticado que es el examen.
Ver el artículo completo en el portal de Educación y Cultura de la Revista AZ:
Haz clic en el enlace:


miércoles, 1 de mayo de 2013

Libros UPN




Del Acervo de la UPN- Libreria Paulo Freire- Podemos consultar el texto y adentrarnos en la complejidad del comportamiento agresivo, especialmente de los adolescentes y sus implicaciones educativas. Haz clic a la imagen del texto.

Gracias a las autoras y a al UPN:

María Guadalupe Velázquez Guzmán
Claudia Isabel Escobedo Rodriguez

En la Librería Paulo Freire, de la UPN, en la Unidad Ajusco, puedes encontrar muchos libros de interés para el campo educativo, pero además ofrecen en su sitio de internet, una gama de textos digitales para su descarga:

el link que se invita visitar es:





Si te interesa consultar el texto de Guevara Niebla haz clic a la imagen.

Reformas educativas, conductismo, constructivismo...




Reforma de 1974

Para los más jóvenes, es  ajena quizá  la  Reforma Educativa que se  dio en educación media básica. Producto de los llamados acuerdos de Chetumal en 1974, se pone en marcha, allá en el ciclo 1975-1976.  En el plan de estudios de la mayoría de las escuelas secundarias se integraron las asignaturas de historia, geografía y civismo en una de Ciencias Sociales.  Igual destino para Biología, Física y Química, que se transformaron en el área de Ciencias Naturales. En algunas  pocas escuelas no trabajaron por aéreas sino que continuaron llevando asignaturas. La Escuela Secundaria Técnica 13, del Estado de México, en la cual entré a trabajar en 1981, era una de esas. El modelo educativo que privaba en la época estaba sustentado por una psicología emblemática: El conductismo. Ellos, los  seguidores de Pavlov, Watson y llegando a  Skinner, precisaban que la conducta es todo aquello que hacen los organismos, es decir lo observable, luego entonces el aprendizaje era vinculado a una modificación de conducta. En la práctica docente se enfatizaba en la planeación, que en la redacción de objetivos se utilizarán los verbos operativos, especificando en términos precisos lo que debería hacer el alumno. Bloom aportó la taxonomía con una estructura jerárquica que va desde el nivel más simple el conocimiento, luego la comprensión y así  hasta la evaluación, y de ahí tomábamos  nota, el alumno escribirá, el alumno clasificará o comparará tal o cual cosa. Bajo el esquema E-R (Estímulo- Respuesta) del condicionamiento operante, el reforzamiento contiguo  a la respuesta operante, podía elevar la probabilidad de aparición de esa conducta. De ahí que a grosso modo se consideraba que la enseñanza consistía en el arreglo de contingencias de reforzamiento. Mención aparte también lo constituyen las llamadas pruebas “objetivas” pues eran los instrumentos “ideales” para corroborar si los alumnos alcanzaron o no los objetivos estipulados.


Ve el ensayo completo:




Aprendizaje significativo

Una de las posibilidades para atacar los temas es producir un video. Aquí tenemos el ejemplo de este proyecto elaborado por alumnos de Secundaria en España. Haz clic a la imagen:

Reflexiones sobre la RIEB



Reflexiones sobre la RIEB desde el nivel de Secundaria

Por Jorge Leonel Otero Chambean



INTRODUCCIÓN

Es cada vez más difícil en esta época, ya en la segunda década del Siglo XXI, argüir falta de alguna información.  En nuestro país, se calcula que poco más de 32% de la población tiene acceso al Internet. (El Universal 2010). Y aunque esto signifique que apenas escaso 1/3 aproximado de la población pueda tener contacto con la computadora y la red, es un hecho que buena parte de la población tiene ya las “llaves” para obtener información con fines específicos.

Precisamente al realizar este trabajo, podemos acudir a la página WEB de la RIEB, que concentra los Planes y Programas de estudio de Primaria y Secundaria, el Programa de Preescolar, la Normatividad, Experiencias Didácticas, en fin, una gama diversa y muy amplia que nos aproxima a los prolegómenos de la RIEB.

En ese acervo se recupera que “La transformación educativa que se plantea el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, y los objetivos señalados en el Programa Sectorial de Educación 2007-2012 (Prosedu), son el marco que da rumbo y sentido a las acciones de política educativa que se impulsan en el México de hoy… y que uno de los objetivos fundamentales del Prosedu es primordialmente “elevar la calidad de la educación para que los estudiantes mejoren su nivel de logro educativo, cuenten con medios para tener acceso a un mayor bienestar y contribuyan al desarrollo nacional”…señalando que la principal estrategia para la consecución de ese objetivo en el ámbito de la educación básica, la constituye la Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB). (Sitio de la RIEB)

En ese entramado centramos nuestro quehacer ubicándonos sólo en el plano de la educación Secundaria, no porque se soslaye la crucial articulación con los otros niveles, sino con el propósito de acotar el rumbo del trabajo, para centrarnos en los criterios planteados y no excedernos de nuestras posibilidades para concretar la tarea, ni generar un texto de un volumen desproporcionado.

Los criterios que se abordarán y que corresponden a los apartados en que dividimos el cuerpo del trabajo, son a saber: A) Análisis socioeducativo del Plan y Programas 2006 de Secundaria, B) Explicación de la articulación curricular de la Educación Básica y sus Programas, C) Reflexión sobre el Perfil Docente de Educación Secundaria, D) Propuesta de Evaluación para alumnos y docentes.

Sigue el artículo completo por ISSUU:





Son de niños, son de niñas




Son de niños, son de niñas…
Por Jorge Leonel Otero Chambean

Cuántas piedritas se volvieron estrellas en tu juego.
Cuántas cajas de cartón se volvieron aviones,
carros veloces o al menos un sitio para esconderse.
Cuántas veces sentaste al oso de peluche a tomar el té.
O jugaste a la comidita o hiciste pasteles de tierra.
Y es que para divertirse, inventar historias y crear un sueño,
basta la imaginación, dos cosas por ahí y un poco de empeño.
Cualidades hermosas que sólo  tienen rostro en las edades cortas. 
Cuando el mundo se ve por el cristal de un niño, cuando el grito
que se escucha es la esperanza que sea agita en su voz,
cuando el ritmo lo marcan los pasitos inciertos, la urgencia
de una pequeña que quiere compartir con otros su deseo,
entonces todo cambia, todo es diferente, se transforma.
La vida no se mide por las ganancias de la Casa de Bolsa
sino por las risas que esparce en la Tierra una niña o un niño.
Por eso este treinta de abril nos pusimos todos de acuerdo
para festejar con gozo, con música y canto  a ese ser maravilloso,
que sin despegar mucho del suelo, nos impulsa con su ruego
a  que le alcancemos de regalo un gran pedazo de cielo.
Hoy  en tu día quizá comamos un pedazo de pastel,
pero te pido que prepares la bolsa de tu pantalón
o tu mochila donde guardas tus máximos tesoros.
Porque con humildad, pero de corazón, queremos darte
dos abrazos, dos besos, dos te quiero, envueltos con ilusión
con un moño muy grandotote y chispas de mucho amor.

¡FELICIDADES!