lunes, 1 de julio de 2013

Un fantasma recorre nuestras escuelas...



Un fantasma recorre nuestras escuelas: El Fantasma de la Obesidad

Por Jorge Leonel Otero Chambean

En muchas familias, no hace muchos años, prevalecía mayoritariamente la concepción de que un bebé gordito era sinónimo de salud, de buena crianza. A la mamá le enorgullecía de sobremanera los halagos a su rollizo y chapeado hijo, porque de alguna forma hablaban de los cuidados amorosos y nutricionales que prodigaban al crío. En la actualidad, los focos de alerta nos obligan a reconsiderar esa premisa. Gordito, hoy, ya no equivale a saludable, sino más bien al contrario. Un niño con sobrepeso tiene riesgos de contraer enfermedades como la diabetes tipo 2, tensión alta, colesterol, que pueden marcar su futuro, tanto en el aspecto físico como en el psicológico. Para darnos una pista de la magnitud del asunto, tenemos con datos de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) que México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil, y el segundo en obesidad en adultos, precedido sólo por los Estados Unidos. Ahí mismo se señala que según del ENSANUT (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición) indican que uno de cada tres adolescentes de entre 12 y 19 años presenta sobrepeso u obesidad. (UNICEF. Sección México.)

¿Pero qué es la obesidad? La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por la presencia de una cantidad excesiva de grasa corporal que conlleva un riesgo para la salud. El indicador más utilizado para su diagnóstico es el índice de masa corporal (IMC), considerando su buena correlación con el exceso de adiposidad y con la morbilidad y mortalidad asociada al exceso de peso…

¿Cuáles son las causas por la que mi hijo (o mi alumno, en su caso) llegó a ser obeso? Pudieran ubicarse muchos “culpables”, entre ellos, la genética, la publicidad, el sedentarismo, etc. pero esto no resuelve el problema, la cuestión no es encontrar un culpable, sino prevenir esta condición que muchos no saben pero es una enfermedad y en algunos casos se puede tornar grave. Así que tenemos que adentrarnos en el fenómeno para hacer comprensivas algunas de sus tramas.
La obesidad durante la infancia y adolescencia es el resultado de una compleja interacción entre los factores genéticos, psicológicos, ambientales y factores socioeconómicos.

En el campo de la genética se ha observado en estudios realizados que si uno de los padres es obeso, los hijos son propensos a ser obesos. A esta predisposición se pueden unir factores como:

§  La falta de información nutricional adecuada para los padres. Mucha de nuestra cultura viene aún impregnada de la asociación señalada de  que niño gordito es igual a salud, amén de la enraizada tradición de “no dejar ni pizca en el plato”, que puede alentar a  los niños  a comer más de lo  necesario. Por generaciones se ha tenido la convicción de que el comer mucho tiene que ver con una buena salud, cosa que es totalmente equivocada, al contrario, es un riesgo muy grave. El comer mucho no tiene que ver con el comer bien.

§  La información de alimentos “chatarra” en los medios de comunicación. El bombardeo inclemente de comerciales que anuncian constantemente las bondades de ciertos alimentos que son altos en azúcares, grasas, picantes, sal, que al ritmo de a “Que no puedes comer sólo una”, lo que intentan es producir patrones de consumo que ya tienen padeciendo a los adictos de los Frutsis, Chamoys, Cazares, papitas, Maruchan y anexas…



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